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El linaje de este noble y antiguo apellido es de origen romano (según afirma el cronista y rey de armas de Felipe V, en certificación de armas expedida el 15 de marzo de 1709, a favor de Don Pedro Crespo Martínez). Quedó radicado en las montañas de Burgos, Valle de Suriezo, llamado antes el Barranco del Oso, donde fundó su primitivo solar, siendo uno de los primeros Señores Alfonso Eudonio a quien por tener el pelo rizado, llamaron el Crespo, apelativo que tomó por apellido, continuandolo sus sucesores en el citado solar y los descendientes de este que pasaron a Santander, Asturias, Navarra, Rioja, Aragón y ambas Castillas. De todas estas ramas, fue muy principal la que se estableció en la villa de Ojacastro, del partido judicial de Santo Domingo de la Calzada (Rioja); otra rama riojana radicó en Torre de Cameros, procedió de ella D. Francisco Crespo de Tejada, Caballero de Carlos III en 1815. La que pasó a Santander, fundó nuevos solares en la aldea de Guardamino en (Santander), cerca de Laredo, de allí dimanaron las líneas de Navarra, en las villas de Azuelo y Torralba, del partido judicial de Estella. De la Casa de Rasines procedió Teodoro Crespo y García de Castro, contador del Tribunal Mayor de Cuentas y Caballero de la Gran Cruz de Carlos III en 1833. De la casa de Liérganes, se derivó la línea del lugar de Piuscondo y de esta la que pasó a la Habana y a la que perteneció Ignacio Crespo y Ponce de León, Caballero de Carlos III en 1829. De otra rama, con asiento en Salamanca, fueron Francisco C. Fiscal del Crimen en la Real Chancillería de Valladolid y Caballero de Carlos III en 1831. Las armas más antiguas son las representadas gráficamente en el pergamino, pero la