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El linaje de este noble apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrados de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la campaña contra el Islam, acompañando las huestes de D. Alfonso señor de Molina y hermano de Fernando III el Santo rey de Castilla, en la batalla de los campos de Jerez en 1231 contra Aben Hud. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la negociación con los franceses en el Tratado de la "Devolución" de los Países Bajos a Francia en 1662, reinando Felipe IV., todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Báez. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, fueron muchos los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de nuevos horizontes y en concreto los que portando el apellido Baez, extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra investigación realizada en el Archivo General de Indias encontramos que Ana Baez, natural de Sevilla, hija de Diego Rodríguez y Leonor Rodríguez, junto con su hija Leonor, partieron hacia Nueva España, a reunirse con su marido Jorge Alvarez, el 13 de enero de 1593.