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Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el asalto al Alcazar de Córdoba el 29 de Junio de 1236, como culminación de la campaña que había comenzado por unas algaradas fronterizas y terminaron con la campaña de D. Fernando, rey de Castilla y llamado el Santo. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la escolta que acompañó al futuro rey D. Felipe, hijo de Carlos I (V de Alemania), de la Coruña a Southampton el 20 de Julio de 1554 para la celebración de su boda con la poco agraciada Doña Maria Tudor, llamada la sanguinaria, reina de Inglaterra e hija de Enrique VIII. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Lamega. Son sus armas: En oro, un árbol de sinople, y arrimado a él, un oso de sable. Bordura de gules, con ocho aspas de oro. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia L., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento árbol (roble, pino, ciprés) significa que la nobleza de la familia es antigua y va asociada con la benignidad y la perseverancia, virtudes supuestas de sus componentes. Los esmaltes del arma de los L. pregonan los siguientes valores: el Oro es el símbolo del Sol, origen de la vida, sus