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Desciende este apellido, según algunos tratadistas, del cónsul romano Lucio Murio y según otros, de la Casa Real de Escocia. También hay genealogistas que lo hacen descender del Conde Muñón Rodríguez, que vivió por los años de 750. La familia de este apellido radicada en Tenerife, procede de Castellar de Santisteban del Puerto, Obispado de Jaén. Doña Felipe Antonia M. de Naranjo, casó en La Laguna de Tenerife, el 30 de abril de 1769, con el Teniente Capitán de Granaderos del Ejército del Rosellón Don Lázaro Key y Pérez-Rixo. Doña Felipa era hija de Don Diego M., natural de Santisteban en la provincia de Jaén, y de Doña Juana de Naranjo, natural de La Laguna (Tenerife). Caballero de este apellido probaron su nobleza numerosas veces, en diversas épocas, en las Ordenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Carlos III y San Juana de Jerusalén; en las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada y en la Real Compañía de Guardias Marinas. Don Agustín Fernando M. y Sánchez fue creado Duque de Riánsares en 1844 y Marqués de San Agustín en 1846; Don Agustín María M. y Borbón, Duque de Tarancón, en 1848 y Vizconte de Rostrollano, en 1849. Otra casa muy antigua. Miguel M. de Castilblanque, natural de Moya, esposo de doña Leonor Cavestany, natural de Lérida. Los M. del reino de Valencia proceden de los M. aragoneses, que tuvieron su primitivo solar en Aragón, y fueron señores de Hinojosa. De éstos fueron muchos caballeros que durante veinte años sirvieron al rey don Jaime I "el Conquistador", del que recibieron grandes premios. Jaime Febrer hace de ellos grandes elogios y añade que por la brevedad no refiere sus hazañas. Otra casa del mismo apellido. Francisco M., natural del Valle de Carranza, en Vizcaya, tuvo en su mujer doña María Montarán a Pedro M.