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Los de este apellido, que significa niño, tuvieron su casa solar en el Valle de Oyarzun, del partido de San Sebastián (Guipúzcoa). Francisco Antonio S. probó su hidalguía en el mismo Valle, en 1756; Manuel, Francisco y Salvador S., en Fuenterrabía, en 1773, e Ignacio S., en la misma ciudad, en 1749. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la repoblación de Estella, fines del siglo XII, siendo una de las familias a residir intramuros de la ciudad. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Sein. Son sus armas: De azur, con una torre de oro, aclarada de sable, y asomado a la puerta un niño descubierto. En el jefe, cuatro estrellas de oro, dos a cada lado. Bordura de gules, fileteada de oro, con ocho veneras del mismo metal. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia S., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento torre significa que la nobleza es sólida y antigua, pues solamente los muy ricos podían costearse su construcción. Los esmaltes del arma de los S. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.